miércoles, 23 de diciembre de 2009

Que el cielo aguante azul



"No quiero dormirme soñando contigo y despertarme pensando en ti." Dije hace tanto tiempo que no recuerdo si fue cierto o no.

A mi me hablaban del buen amor, me hablaban de como andar correctamente, de saludar al entrar, de no cantar por la ventana, de ser calmada y no alocada.
Yo los miro ahora, desde este tejado gris, contemplando las luces de mi ciudad con ese mar al fondo y me siento viva. Viva de poder sentir algo que me haga humana o menos humana. De mirar sin miedo al suelo que se extiende a mis pies, de mirar lo que nunca pude ver. Voy a mirar al cielo en vez de al suelo, voy a caminar al revés y chocarme con tus pies, voy a cantar a las cuatro de la mañana y a las cinco y a las siete de la tarde, hasta quedarme afónica por la mañana del día siguiente. Voy a saltar por las calles cuando quiera, voy a olvidar las buenas maneras. Pero sobre todo voy a olvidar tu nombre del viento, voy a olvidarlo de las horas, voy a olvidarlo de los días que me pasé intentando no pensar en tí.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Cuando me siento mal pienso en tí

Siempre me creí eso de que en las caracolas se escucha el mar. El rumor del viento, la brisa que navega en tu pelo, tus ojos cerrados oyendo tu propia respiración, junto con los latidos suaves de tu corazón que acompañan el sonido de las olas al romper en la orilla... Pero ya no oigo nada. Sólo el silencio que me persigue por estas cuatro paredes, y parece que fue ayer cuando tu me susurrabas al oído que el mar no se escucha por las caracolas si tu crees que no se va a escuchar.Y yo ya no creo en nada...ni en el mar, ni en ti.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mira detrás del cristal


Me gustaba notar tu mirada clavándoseme en la nuca al despertar, mientras amanecía y un rayo de sol se posaba en tus ojos.
Mientras la ciudad dormía yo observaba tu respiración, mirando el mar junto a la luna por la ventana. Y aunque el viento se llevara mi paraguas siempre aparecías tú para cubrirme con tus brazos. Para sonreírme, como cuando aparecía Noviembre y paseabas con las manos frías a mi lado.
Tus manos eran mis guantes en invierno y tus besos eran el calor que faltaba en mi iglú, derritiéndolo.